Ahora estamos en situación de considerar los
textos en los que se habla de una salida a través de la clave de la bóveda de una
casa, e incluso de un desmantelamiento de la casa misma. En Jåtaka III.472, el
arhat «vuela arriba en el aire, abriendo la clave de bóveda del palacio (åkåse
uppatitvå påsådakaˆˆikam dvidhå katva)». En Dhammapada Atthakathå I.63, un
arhat «volando arriba con su “poder”, sale a través de la clave de bóveda de la
casa pinaculada [o probablemente adomada], y se esfuma en el aire». En
Dhammapada Atthakathå III.66, el arhat Moggallåna (cf. Jåtaka IV.228-229) «que
atraviesa el círculo de la clave de bóveda, y salta adentro del aire (kaˆˆika-maˆ∂alam
bhinditvå åkåsan pakkhandi )», es también, incidentalmente, una buena evidencia
de la forma circular de la clave. Finalmente, en Jåtaka I.76, tenemos el canto triunfal del Buddha en la ocasión del Pleno
Despertar (mahåsambhodi ), en el que se gloría en el hecho de que la casa de la
vida, el tabernáculo de la carne, ha sido desmantelado de una vez por todas (gahakË aμ visaˆkhitam).
La casa de la vida, el mundo de la
experiencia espacial, es sobre todo una casa en medio del camino: un lugar de
procedimiento de la potencialidad al acto, pero de ninguna otra utilidad para
aquel cuyos propósitos se han cumplido todos y que es ahora enteramente en
acto. Hemos visto ya la misma idea (la de ninguna otra validez para el espacio)
expresada de otra manera por el milagro de la reparación de los cuatro cuencos.
El ciclo simbolizado por la edificación y destrucción de la casa, o la división
y unificación de los cuencos, procede de la unidad a la
multiplicidad, y retorna de la multiplicidad a la unidad, en concordancia con
la palabra de Buddha: «Siendo yo uno devengo muchos, y siendo muchos devengo
uno» (Sa◊yutta Nikåya II.212).
Ananda. K. Coomaraswamy
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